A la hora de negociar el precio de una finca, tanto la clasificación como también la calificación del suelo son factores determinantes. De hecho, delimitan los tipos de fincas existentes, la actividad o construcción que puede realizarse en estos terrenos y, por tanto, la rentabilidad potencial que ofrecen.
Diferencia entre clasificación y calificación de suelo
Es frecuente la confusión entre clasificación y calificación a la hora de referirse a un suelo que hay que valorar.
Conocer las diferencias entre ellas, nos permite también establecer diferentes tipologías en cada ámbito.
Qué es la clasificación de suelo: Tipos de fincas
La clasificación de suelo es el régimen urbanístico en el que se basa.
En la actualidad podemos distinguir estos tipos de suelo según su clasificación:
- Suelo urbano: Suelo presente de manera legal en un núcleo poblacional.
- Suelo urbano consolidado: Solares y parcelas que pueden acoger posteriormente obras de edificación o construcción.
- Suelo urbano no consolidado: El resto de superficie de suelo urbano, que puede acoger obras de renovación, mejora de la ciudad y otras construcciones.
- Suelo urbanizable: Terrenos que se encuentran entre las clasificaciones de suelo urbano y suelo no urbanizable y que pueden ser transformados, normalmente mediante urbanización.
- Suelo urbanizable sectorizado: Terrenos que se dividen en sectores y deben ser transformados en suelo urbano.
- Suelo urbanizable no sectorizado: El resto de terrenos en suelo urbanizable.
- Suelo no urbanizable: Terrenos protegidos por diferentes motivos, desde paisajísticos hasta históricos, arqueológicos, científicos, culturales o ambientales, entre otros.
Qué es la calificación de suelo: Tipos de fincas
La calificación de suelo determina la actividad que se puede desarrollar en ese terreno. Es decir, el uso que se le puede dar.
Aquí encontramos muchas tipologías, según la calificación que se realice. Por ejemplo, es posible calificar el suelo por usos generales (zonas verdes, infraestructuras) o para usos específicos (religioso, residencial, industrial).
Sin embargo, la diferencia de tipos de fincas en base a la calificación del suelo, normalmente se realiza según los fines comerciales que vayan a tener.
Así distinguimos estas tres grandes tipologías:
- Fincas industriales
- Fincas rústicas
- Fincas urbanas
Las fincas rústicas, a su vez, pueden diferenciarse en los siguientes tipos, según la actividad comercial que se pueda desarrollar en cada una de ellas:
- Fincas agrícolas: Abarca toda la amplia variedad de terrenos para la agricultura, ya sean de secano, de regadío, frutales, olivares, etc.
- Fincas cinegéticas: En esta área hay que diferenciar entre las fincas rústicas dedicadas a la caza mayor, como el jabalí o el ciervo, entre otros y, por otra parte, las que se dedican a la caza menor de conejos, codornices o liebres, por mencionar los ejemplos más frecuentes.
- Fincas forestales: Esta tipología abarca todas las fincas rústicas dedicadas a la producción y comercialización de productos relacionados con los árboles, como la madera y todos sus derivados.
- Fincas ganaderas: Las fincas rústicas dedicadas al sector de la ganadería, principalmente se diferencian entre las que son de secano, como los pastizales y las que son de regadío, como los prados.
